Vino

El vino simboliza la fertilidad, el conocimiento, el placer, la iniciación, así como el amor sagrado y divino. Además, por su coloración, el vino se relaciona con la sangre, y representa la pócima de la vida, de la inmortalidad, considerada sobre todo como la bebida sagrada de los dioses.

Símbolo de la cultura europea, en la Edad Media era una bebida muy consumida, ya que en esa época se fomentó la producción de vino. Además de utilizarse con fines religiosos, de entretenimiento y diversión, sustituyó al agua, ya que la proliferación de muchas enfermedades se debía a la ingesta de agua contaminada.

Cristianismo

En el cristianismo, el vino simboliza la sangre de Cristo y, por tanto, es una bebida sagrada. Así, en la Eucaristía (comunión), el vino se toma en el llamado "cáliz de la sangre de Cristo", que en las celebraciones cristianas es digerido por el sacerdote, quien también comparte el pan, símbolo del cuerpo de Cristo. Juntos, el pan y el vino simbolizan la existencia de Cristo.

En la "Última Cena", Jesús elige el vino como símbolo de su sangre. En palabras de Jesús: "Ésta es mi sangre, la sangre de la alianza".

Algunas religiones, además de la católica, han adoptado el vino como bebida santificada, a saber: la judía, la cristiana ortodoxa, entre otras.

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Dionisio

Dioniso (Baco para los romanos) es el dios griego del vino, la viticultura y la fertilidad. Por oposición a Apolo, en la mitología, Dioniso era la deidad del exceso, de la expansión, de la risa, de las alegrías profanas, además de ser venerado durante las cosechas de otoño y estar asociado a los dioses de la agricultura.

En cuanto a la representación, Dioniso era retratado con una corona de uvas, símbolo de la eternidad. Hay que tener en cuenta que el vino se consideraba a menudo una bebida peligrosa y embriagadora, ya que estaba estrechamente asociada a los cultos paganos.

En los tiempos modernos, esta expresión se ha convertido en sinónimo de orgía.

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